Sócrates
Para Sócrates, la misión de la Filosofía era ayudar a los hombres a descubrir la verdad por sí mismos. Con ello renovó no nada más la idea predominante de Filosofía, sino también el concepto de educación. Porque para él la finalidad de la educación (que los griegos llamaban paideia) ya no será el aprendizaje de unas técnicas manuales o de convencimiento, sino nada más y nada menos que el perfeccionamiento del hombre. En efecto, Sócrates proclama que la educación (la paideia) es el proceso, el esfuerzo, por el que el hombre puede y debe perfeccionarse a sí mismo. Y como tal, es una tarea para toda la vida.
Sócrates pensaba que el mal moral surge siempre de la ignorancia moral porque si lo correcto, es lo que va de acuerdo con la naturaleza humana, y si no se sabe qué es y cómo es esta naturaleza, tampoco se podrá saber lo que va de acuerdo con ella: no hay hombres malos sino ignorantes. Al que se equivoca más que castigarlo hay que instruirlo.
El camino, según Sócrates es utilizar un método que llamó mayéutica, que es la misma palabra que los griegos usaban para designar el oficio de las parteras, es decir dar a luz. La mayéutica no es otra cosa que el diálogo. El diálogo consiste en tomar una idea, una creencia o una hipótesis, y cuestionarla, tratando de revelar sus inconsistencias, omisiones y contradicciones. Sus defectos, en una palabra, de manera que la idea original pueda ser mejorada, y se formule una nueva versión de ella que ya no sea vulnerable a las críticas formuladas. Con la nueva idea reformada se emprende de nuevo el proceso crítico, y así sucesivamente. En cada ciclo de hipótesis → crítica → idea reformada se va avanzando en el perfeccionamiento de las ideas, en la aproximación a la verdad.
El método socrático tiene dos momentos: uno negativo y otro positivo. El primero se llama ironía y es negativo porque su función es solamente de preparación, porque mediante preguntas sobre determinado tema, se trataba de que el interlocutor adquiriera la conciencia de que no tenía conceptos precisos sobre el tema en discusión. El ideal era llegar a reconocer que nada se sabía, como él mismo lo confesaba en otra de sus frases célebres: “Sólo sé que no sé nada.”
El segundo momento es positivo, y discurría así: mediante la observación y análisis de casos concretos se descubría lo esencial del asunto que se estudiaba, con lo cual se formaba un concepto y, por último, se formulaba una definición del objeto.
Sócrates no estaba muy preocupado por encontrar la verdad y enseñarla a los demás. Lo que le importaba más que nada era motivar y ayudar a las personas a descubrir la verdad por sí mismas.
Comentarios
Publicar un comentario